Hablar del día de San Valentín es probablemente hablar de uno
de los días más odiados del calendario, y es que no son pocos los reaccionarios
que vomitan sus furias hacia el día de los enamorados argumentando que solo se
trata de un producto que se ha macerado en el seno de las grandes
multinacionales. Si, es algo bastante discutible, pero al menos estas
discrepancias se basan en el sentido común debido en parte a la imagen que el
sistema del “compra compra compra” refleja actualmente… no suele ir a más, esta
gente sencillamente obvia este evento y toman una decisión tan sana como puede ser
la de dejar de fumar. Aun así me pregunto si las parejas formadas que piensan
de esta forma son capaces de pasar absolutamente del tema, porque como bien
dice el refrán popular “En casa del herrero…”
También existe otro grupo de personas que sencillamente
detesta el día de San Valentín, por formar parte del mainstreaming, y celebrarlo sería poco menos que rendirse a la
presión social y formar parte de un rebaño de cabras tan grande y tan
despersonalizado que no diese lugar a la imaginación o a la creatividad ¡Qué
terrible sería esto! ¿Verdad? Pues que estos afiliados a la contracultura y que
protestan contra lo global tengan cuidado ya que el huracán de la “contracontracultura”
puede fastidiarlo todo y hacer (¿por qué no?) del día de los enamorados algo
llamativo en el mundo underground actual,
tal y como los son las barbas, el rock de los 70 o las rebequitas de lana. Mucho
cuidado con esto, que lo mismo dentro de unos años invitar a la novia a un Spa
será más cool de lo que pensamos.
Pero la verdad, y haciendo hincapié en lo que de verdad
interesa, que es una visión más psicológica sobre esta animadversión al día de
los enamorados, quizá debamos plantearnos el trauma como opción válida. Y es
que desde luego no hay nada que cree más tristeza y rencor que un ataque
directo a nuestro pequeño corazón. ¡Ah! ¡Malditas cartitas de San Valentín!
Creadoras de los más dolorosos sentimientos… ya es bastante difícil ser
adolescente, como para encima tener que lidiar con la humillación de marcharse
a casa el 14 de febrero con solo una carta (la que dice que tus padres deben
venir a hablar con el tutor de por alguna que otra falta en la clase de francés)
Amigo mío, si este es tu caso, considero que tienes totalmente justificado tu
odio a este día, aunque solo y exclusivamente al día, no es justo guardarles
rencor a esas malas pécoras bañadas en hormonas y sedientas de jugo de Backstreet Boys, que en su día no te
consideraron digno ni para una pequeña mención o palabra de ánimo en una mísera
hoja de libreta.
Personalmente no detesto San Valentín, pero sí que tengo alguna
que otra queja sobre este día. Para empezar, a este evento se le conoce como
día de los enamorados, ¿esto qué quiere decir? ¿Qué este día engloba a todas
las personas enamoradas? ¿O solo a las parejas enamoradas? ¿Qué ocurre con los
poliamorosos? No me parece justo que las tengan que celebrar solo las parejas,
que muchas veces han dejado de sentir amor (que al fin y al cabo es de que se
trata esto) y que haya personas que estén profundamente enamoradas pero no
correspondidas tengan que quedarse en casa haciendo cualquier otra cosa menos
celebrar este día.
Y luego se trata del propio concepto de la fiesta, hablamos
de amor. Allá por los años 70 un señor llamado Lee definió hasta seis tipos de
amor, ¿Cuál de ellos estamos celebrando? No está bien celebrar un tipo de amor y excluir luego otros, es como si organizásemos el gran día de la humanidad y excluyéramos a los asiáticos y a los indígenas americanos. Posteriormente Stenberg desarrolló su famosa teoría triangular del amor (a este psicólogo le encantaba hacer su
teorías con tres constructos) mucho más completa y divertida que la de Lee.
Stenberg decía que el amor consumado se daba siempre y cuando se cumplieran
tres requisitos: Compromiso, Pasión e Intimidad, si te falta alguno de esos, lo
siento, pero tu amor no está completo, justo lo que pasa en la gran mayoría de las parejas que
celebran San Valentín… maldito enano cabrón lanzaflechas, miope en pañales.
Para finalizar, y dando mi opinión de rencoroso bastardo, creo que el día de los enamorados es una fiesta bastante
hipócrita, egoísta y está mal definida, por eso, no hay nada mejor que tomar
una alternativa, y si amas algo, ¡celébralo! que no está bien que esta fiesta sea
exclusiva de parejitas comeflores… si quieres a tu familia, celébralo con ella,
si estas enamorado de la cerveza artesanal, date un buen homenaje y si te gusta
una oveja, pasad una noche por todo lo alto, eso sí, en este caso que el amor si
sea mutuo, que por lo visto la zoofilia no consentida es algo muy feo.